Esta mañana empezó distinta: medité, me estiré, tomé café, trabajé un rato y luego salí a desayunar algo que disfruto (empanadas). Me di permiso de ir a un ritmo más dinámico durante la rutina de estiramientos, como lo hago con mi entrenadora, y noté algo que me alegró un mundo ¡ya puedo hacer 10 lagartijas completas sin detenerme! :-)
Más allá del ejercicio físico, fue un recordatorio claro de que el progreso llega cuando somos constantes, incluso sin darnos cuenta. Estoy aplicando esta misma energía en otras áreas de mi vida tanto personal como profesional, donde espero también ver resultados pronto.
No siempre se trata de grandes metas o resultados inmediatos, a veces lo más valioso es aprender a identificar esas señales de mejora interna y externa, y sobre todo ser capaz de reconocer los avances.
Y tú, ¿ya reconociste algún avance que estés logrando en silencio?
Sam.
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